San Pedro, dos veces ahogada en petróleo, dos veces sin recibir la debida atención

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San Pedro, noviembre de 2016. Crudo contenido en el canal de flotación del Oleoducto Norperuano. En algunos tramos el acceso al ducto es imposible por el tamaño de la maleza. Foto: Puinamudt

14:50|16 de febrero de 2017.- Nadie habla de San Pedro y nadie, o muy pocos, parecen reparar en su existencia y en que en menos de tres años su población se ha visto perjudicada por dos fugas de petróleo. Hace solo unos días, la comunidad del pueblo indígena Kukama recibió la visita de los vigilantes ambientales del río Marañón, quienes registraron en video las duras y alarmantes imágenes.

El último derrame en la zona ocurrió el 13 de noviembre del 2016. Su origen respondía a una fisura en el Oleoducto Norperuano que opera Petroperú, en el kilómetro 15.3 del Tramo I, ubicado en el distrito de Urarinas, provincia y región de Loreto.

El crudo se encuentra a la vista y los escasos trabajadores que se hallan en el lugar, aunque aparentemente afanosos, poco pueden hacer por dejar limpia la zona. Se valen para esto de palos y recipientes pequeños. Por momentos el crudo escapa las barreras de contención puestas por la empresa, hechas en base a plástico y madera.

Se tiene así que el tóxico contenido en los canales de flotación –en cuyo centro  en teoría se debería ubicar el ducto– ha alcanzado las quebradas cercanas que se conectan con el Marañón. San Pedro se encuentra en estos momentos sin acceso al pescado, históricamente vital en su dieta, además de primordial para su actividad comercial.

Sus habitantes sostienen que a la fecha no han recibido ayuda humanitaria, algo que ya han venido denunciando hace un par de meses.

En el mismo distrito, pero en el kilómetro 20 del Tramo I del Oleoducto Norperuano, en noviembre de 2014 se reportó un derrame sin precedentes, a decir de la misma comunidad de San Pedro. En su momento, Petroperú hablaba de 3 mil barriles derramados, la comunidad sostenía que eran 7 mil. De haber sido lo último, se hubiese tratado del mayor derrame registrado en los últimos años.

Como ha pasado con la mayoría de vertidos, la comunidad kukama no tuvo mayor espacio en los grandes medios de comunicación y tampoco recibió la atención inmediata del Estado.  Es febrero de 2017 y la zona sigue contaminada. Es un hecho innegable, están las imágenes que comparte hoy la federación Acodecospat, que agrupa a las comunidades kukamas del Marañón.

Supuestamente, explica la federación, en la zona se llevaron a cabo acciones de remediación ambiental. No obstante, restos oleaginosos aún afloran a la superficie.

“Ya no podemos escapar de la contaminación, la comemos, la surcamos, la bebemos diariamente y nadie hace nada por cambiar esto.” Esto lo dice la nota periodística que comparte la federación. La comunidad y la Acodecospat exigen que el Estado a través de sus diversos organismos se haga presente en la zona.

No solo se ha hecho daño al ambiente, sino también a la salud de la población que consume pescado contaminado porque muy posiblemente no tiene otras alternativas.

En algunos días, Paulo Vannuchi, relator para Perú de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), visitará tres comunidades amazónicas afectadas por derrames de petróleo. Su estrecha agenda no permite que su estadía se prolongue más, por lo que no podrá conocer la compleja y difícil realidad que otras afrontan. San Pedro no está en lista. Y el Estado, garante de derechos en la teoría, sigue guardando ominoso silencio.

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