Cuando la solidaridad es la mejor medicina

En los ríos Napo, Putumayo, Yavarí y Bajo Amazonas, en su parte peruana, viven unas 150.000 personas, hay 16 misiones y 71 postas y centros de salud. Hasta ahí ha llegado la ayuda coordinada por el Vicariato San José del Amazonas que ha enviado tratamiento médico para 3.500 pacientes leves, un 10% de la población total de la zona, y 1.000 pacientes moderados, además de alimentos, equipos de protección, y decenas de concentradores y balones de oxígeno.

Atención en salud en la Microred del Napo. Foto: Ginebra Peña

Atención en salud en la Microred del Napo. Foto: Ginebra Peña

Por: Beatriz García Blasco – CAAAP

12:30|30 de junio de 2020.- “Mientras hacíamos el recuento sentía una mezcla de sorpresa, satisfacción, alegría, cansancio, orgullo y rubor… ¡cuánto nos han compartido! ¡Y cuánto hemos podido ayudar! No resuelve todo, no es suficiente, es ‘como semilla pequeña en manos de los pobres’, pero qué maravillosa es la visión de la solidaridad”. El Vicariato San José del Amazonas realizó, días atrás, un primer balance de los tres últimos meses de coordinaciones, compras, distribución y envíos hasta sus más de 30 puestos de Misión y 71 centros o postas de salud que, en tiempos de pandemia, tratan de salvar vidas en los ríos Napo, Putumayo, Yavarí y Bajo Amazonas, así como sus afluentes y quebradas.

El día a día, el sentido de urgencia, no había permitido ser conscientes, a cabalidad, de cuánto se había ayudado de forma general, gracias a todo tipo de modalidades solidarias (desde proyectos de urgencia hasta campañas locales de solidaridad y aportes personales de los propios misioneros y sus familiares y amigos en todos los rincones del mundo). La cita que inicia este texto pertenece al padre César Caro, vicario general de San José del Amazonas, quien cuenta que “desde el comienzo de la pandemia, los misioneros en sus puestos comenzaron a buscar maneras de apoyar a la población y, a partir de ahí, en nuestra sede de Punchana-Iquitos se constituyó una comisión de gestión para pedir ayudas, hacer compras, recibir materiales, prepararlos y enviarlos a los diferentes lugares”.

El resumen de tanto trabajo, que se ha hecho público a través de la web institucional (www.sanjosedelamazonas.org), da cuenta de la generosa ayuda de tantas personas e instituciones hasta el 24 de junio. Alimentos, medicamentos, equipos de bioseguridad y concentradores y balones de oxígeno (la ruralidad de la zona ha hecho que se haya optado por hacer énfasis en los concentradores, ya que los balones dan muchas complicaciones logísticas para su recarga) han sido los ejes fundamentales de la ayuda. “Creemos que hemos hecho bastante, pero no es suficiente y nos queda esa desazón, así que tratamos de continuar ayudando a las postas rurales de salud”, opina Caro.

Entre los logros principales está el haber enviado medicamentos específicos para unos 1.000 pacientes con COVID moderado, casi un 0,7 % de la población total del Vicariato, siendo la tasa de letalidad del virus de aproximadamente el 1%; y para unas 3.500 personas con síntomas leves que, teniendo en cuenta que el virus afecta de manera apreciable al 10% de la población, significa que “hemos facilitado medicinas para aproximadamente una tercera parte de esa cifra en nuestro territorio”. En cifras, ¿cuánto supone? Son, en detalle, 30.717 tabletas de paracetamol de 500 mg, 1.248 frascos de Ivermectiva de 10 ml, 3.047 comprimidos de Azitromicina, 6.730 sobres de Acetilcisteína 600 mg, 9.330 pastillas de Clorfenamina, 8.550 pastillas de Prednisona, 2.342 viales de Cefriaxona y 7.327 comprimidos de Aspirina.

Oxígeno y EPPs

En lo relativo al oxígeno medicinal, se pudieron mandar 25 balones de oxígeno para los casos más graves y también 30 concentradores que han salvado la vida a personas con la saturación de oxígeno baja pero no crítica, en lugares muy alejados de centros urbanos, donde los balones no podrían ser rellenados. “De este modo se ha logrado evitar evacuarlos. Todos los puestos de misión cuentan con al menos un concentrador, y varios con más de uno. Estamos a la espera de más”, informa el misionero de origen español.

Asimismo, ante la escandalosa escasez de materiales de bioseguiridad, se han enviado equipos para garantizar protección por 45 días a los 71 establecimientos de salud, pues son “unos 350 trabajadores entre médicos, técnicos de enfermería y laboratorio”. Esto supone el siguiente listado: 12.800 mascarillas simples, 2.280 mascarillas KN 95, 200 mascarillas 3M95, 6.400 guantes, 376 lentes de seguridad, 621 protectores faciales, 2416 trajes de seguridad (buzos) y 2236 mandiles.

Datos de la zona

Hasta el 19 de junio, según el mapeo realizado por el propio vicariato, esta zona de la Amazonía registraba 2.260 casos positivos confirmados y 1.477 casos sospechosos, además de 77 víctimas mortales. En estos momentos la zona que está siendo más golpeada es El Estrecho, en el río Putumayo, así como Orellana. Las zonas que registraron contagios en las primeras semanas de la pandemia (como Indiana o Caballococha), parecen estar con un nivel de casos en descenso, mientras que en el río Napo, si bien las estadísticas hablan de un alto nivel de contagio, hasta el momento el comportamiento del virus entre esta población ha sido bastante favorable y la enfermedad, en la mayoría de los casos, está pasando con síntomas leves.  

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