Cantagallo y la perpetua espera de reubicación de los shipibos

Desde que se firmó el proyecto Línea Amarilla en el 2009 los dirigentes shipibo-konibo de Cantagallo exigen una reubicación

El incendio destruyó la zona de Cantagallo y ha dejado en la calle a unas 2.000 personas según Municipalidad del Rímac. (Juan Ponce / El Comercio)

El incendio destruyó la zona de Cantagallo y ha dejado en la calle a unas 2.000 personas según Municipalidad del Rímac. (Juan Ponce / El Comercio)

15:26|04 de noviembre de 2016.- Han pasado más de 15 años desde que la comunidad shipibo-konibo está ubicada en las inmediaciones del río Rímac, en la zona conocida como Cantagallo. Con el paso del tiempo, fueron obteniendo certificados de posesión y regularizando su situación, convirtiéndose así en una de las comunidades indígenas más reconocidas en medio de Lima, pero esto no les ha servido para evitar la tragedia.

Esta madrugada, un incendio que habría empezado en una tienda y que se propagó en cuestión de minutos por las casas de todo Cantagallo destruyó los inmuebles que ocupaban los shipibo-konibo y dejó en la calle también a las familias que se habían asentado en este lado del río Rímac. Unos 2.000 afectados, entre ellos las 265 familias indígenas y un niño de 11 años con graves quemaduras. Ellos lo perdieron todo.

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Los perjudicados todavía están en proceso de asimilar la pérdida, pero ya están llevando a cabo reuniones para coordinar qué hacer en adelante. La Municipalidad de Lima está armando carpas temporales en la losa deportiva Martineti, al otro lado del río Rímac, pero ellos no quieren dejar Cantagallo. Temen perder el terreno, el único que tienen hasta ahora luego de que su reubicación prometida en el 2011 quedara suspendida de manera indefinida tras la construcción del by-pass de 28 de Julio.

«Hay indignación entre todos los de Cantagallo porque hasta ahora no hay ningún acta firmada que diga que la comunidad se va a quedar aquí o si se va. Por eso nos hemos reunido esta mañana y hemos decidido primero que las madres y sus hijos vayan a las carpas y los varones se queden», dijo a El Comercio Wilson Valle, presidente de una de las 3 asociaciones que integran la comunidad shipibo-konibo.

– Ida y vuelta –

El temor de perder Cantagallo se ve justificado porque, más allá de las cuestiones políticas y los choques entre la gestión previa de Susana Villarán y la actual de Luis Castañeda Lossio, ellos ven una Municipalidad de Lima que les prometió algo y que luego se los quitó.

«Nosotros ya no tenemos en cuenta la propuesta de Campoy. Recién hoy, en la mañana, el alcalde Castañeda nos dijo que nos quieren trasladar a Martineti. Ya lo habíamos dejado atrás porque la gestión anterior nos prometió construir viviendas y la actual lo canceló», comentó Valle, quien sigue coordinando con sus asociados en medio de los escombros.

El proyecto Río Verde, que fue creado tras modificar el contrato del proyecto Línea Amarilla en el 2013, incluía la implementación de un gran parque y la construcción de una asociación de viviendas para todos los miembros de la comunidad de Cantagallo a través de un fideicomiso de US$74 millones.

Sin embargo, Castañeda Lossio entró por tercera vez a la Municipalidad de Lima y una de sus primeras decisiones, la cual ya venía coordinando cuando Villarán seguía en funciones, fue anular Río Verde y usar unos US$58 millones del fideicomiso de OAS para el by-pass de 28 de Julio.

(Infografía: Defensoría del Pueblo)

– Amarga espera –

El Comercio informaba el 7 de diciembre del 2014 que, a pesar de que ya se había concretado la compra del terreno en Campoy, en San Juan de Lurigancho, todavía no se firmaba el contrato con la empresa OAS para llevar a cabo la construcción de las viviendas. Dos años después se conocería que se realizaron gestiones entre Castañeda y los altos mandos de la constructora para paralizar Río Verde en medio de la campaña para las elecciones municipales.

El 19 de marzo del 2015, Castañeda Lossio anunció que se cancelaba este proyecto, dejando en el aire todos los acuerdos logrados. Tras varias semanas de reclamos, el 9 de abril, los dirigentes de los shipibos de Cantagallo fueron recibidos por la teniente alcaldesa Patricia Juárez. No hubo propuestas concretas, pero se firmó un acta reconociendo que el diálogo entre ambas partes seguiría adelante.

Ha pasado un año y medio desde entonces y el incendio ya destruyó casi la totalidad de Cantagallo. Aún así, es poco probable que los shipibos dejen esta zona, ni siquiera de manera temporal. El alcalde Luis Castañeda dice que los retrasos en su traslado se debieron a posiciones encontradas entre los dirigentes de la comunidad que no permiten el empadronamiento.

El alcalde de Lima brindó declaraciones sobre la ayuda que llevaron a Cantagallo tras incendio. (América TV)

Al cierre de esta nota, dirigentes shipibos, autoridades de las municipalidades de Rímac y Lima y representantes del Gobierno estaban acatando reuniones para saber cómo proceder para salvaguardar a los vecinos de Cantagallo y alejarlos de la intemperie y el humo, pero la posición firme de la comunidad shipibo-konibo muestra algo opuesto a lo que dijo Castañeda Lossio: un acuerdo común de no dejar el terreno a pesar de los escombros.

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Fuente: El Comercio

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