Un nuevo llamado desde la Iglesia en el Perú ante las consecuencias del derrame de petróleo

Un nuevo llamado desde la Iglesia en el Perú ante las consecuencias del derrame de petróleo

Foto: Gerzon Danducho

Foto: Gerzon Danducho

Un nuevo llamado desde la Iglesia en Perú ante los derrames que se han producido en las ultimas semanas en el oleoducto nor-peruano, el más largo que existe en el país andino, y que están afectando gravemente la vida y el desarrollo de las poblaciones que viven a su paso; ha llegado desde el Vicariato de Yurimaguas, ubicado en el departamento de Loreto.

Desde la amazonia peruana “Los Misioneros del Vicariato Apostólico de Yurimaguas que laboramos en las provincias Datem del Marañón y Alto Amazonas, hacemos un llamado a los gobiernos locales e instituciones públicas a realizar acciones de ayuda humanitaria por esta situación de emergencia social y ecológica, a fin de aliviar en algo el sufrimiento de estas poblaciones por la falta de agua limpia, alimentos, atención médica, etc.”, indican en un pronunciamiento difundido este jueves.

“No sólo estamos ante una afectación ambiental de considerables proporciones, sino que se han afectado los derechos fundamentales de los pueblos indígenas cuyos territorios son directamente incididos por el paso del oleoducto”, afirman. “Con el derrame de petroleo en las cuencas, afluentesy ríos donde se encuentran los territorios de los pueblos Achuar, Kandozi , Shuar, Shapra, Quechua y mestizos ribereños se ha vulnerado gravemente el derecho a la vida e integridad de estos pueblos, el mismo que se encuentra ha sido por el 1 del artículo 2° de la Constitución, y los articulas 4° y 5° de la Convencion Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José).”, indican el documento.

El pronunciamiento que subraya cómo se están viendo afectadas las prioridades de desarrollo de los pueblos, su buen vivir, sus planes de vida y su relación ancestral con la naturaleza; recuerda al Estado peruano “la obligación de garantizar la integridad de los pueblos indígenas” y llama a tomar “urgentemente” las medidas especiales necesarias para “salvaguardar a las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos indígenas, tal como lo exige el artículo 4.1 del Convenio N” 169 de la 0/T.”.

A este pronunciamiento antecede el llamado de monseñor Alfredo Vizcarra,sj, obispo del Vicariato Apostólico San Francisco Javier, en Jaén, que manifestó su preocupación y reclamó medidas urgentes para resolver los daños que este accidente está ocasionando a la naturaleza en esta región.
El texto completo del pronunciamiento es el siguiente:

PRONUNCIAMIENTO DE LOS MISIONEROS DEL VICARIATO APOSTÓLICO DE YURIMAGUAS SOBRE LA SITUACIÓN DE EMERGENCIA QUE VIVEN NUESTROS HERMANOS DEL MORONA POR LA CONTAMINACIÓN DE SU TERRITORIO.

En la provincia Datem del Marañón, distrito del Morona, a la altura de las comunidad quechua San Martín, la comunidad Shuar – wampis Mayuriaga y todas las comunidades situadas en los afluentes de los ríos Morona y Marañón, en el departamento de Loreto, sufren las consecuencias del derrame de petróleo ocasionado por el deterioro del Oleoducto Nor Peruano, administrado por Petro Perú, siendo el más grave desastre ecológico ocurrido en nuestra zona.

“La contaminación puede considerarse como pecado si se toma en cuenta que con ella se degrada la creación de Dios, ya sea en el aire, el agua, los animales , las plantas etc. No es que las otras creaturas tengan una dignidad semejante a la humana, sino que su dignidad propia como creaturas se ve degradada por la acción humana.

Por otra parte, y más grave ésta que la anterior, la contaminación es pecado porque agrava la distancia entre los hombres y hace que todos tengan que vivir en condiciones que no propician la concordia de la sociedad, contribuye a que los hombres no puedan vivir en un ambiente de concordia y de justicia, donde todos puedan tener bienestar y reconocer a Dios en sus obras de la naturaleza.

La gravedad está dada por la violación de la dignidad humana que la contaminación genera. Al haber contaminación se pierde el estado de calma que propicia la armonía entre humanos. Si los hombres tienen que pelear por sus alimentos debido a que los daños al ambiente no generan el alimento suficiente para todos, entonces hay tensión social. Es decir, los problemas comienzan con el daño al medio ambiente, sin embargo las consecuencias más graves se viven en un ambiente social, pues toda la sociedad es dependiente de la naturaleza para subsistir, y si los hombres no toman en cuenta el bienestar común en sus actividades particulares no podrán forjar un bienestar común constante.” (Artículo: La contaminación del medio ambiente, pecado social. De Gabriel González Nares, basado en los documentos de la DSI sobre medio ambiente.  21 febrero 2016)

Desde hace muchos años se han realizado una serie de advertencias sobre las condiciones en las que opera la empresa Estatal Petro Perú para el traslado del crudo;
muchas comunidades han alertado de las fallas, fugas, etc., del Oleoducto, convirtiéndose en una bomba de tiempo.

Ante este hecho, expresamos nuestra indignación por la situación de vulnerabilidad, riesgo y desesperación en la que viven nuestros hermanos indígenas por la afectación a su medio de vida, recursos y territorio, y nos solidarizamos ante la situación de angustia que viven estos pueblos que ahora sufren las consecuencias de este desastre ecológico, que pone en grave riesgo su vida familiar y el equilibrio ecológico de los ecosistemas amazónicos.

“… los seres humanos somos parte del ambiente. Vivimos en comunión con él, porque el mismo ambiente comporta limites éticos que la acción humana debe reconocer y respetar . El hombre, aun cuando está dotado de “capacidades inéditas” que “muestran una singularidad que trasciende el ámbito físico y biológico” (Laudato si’, 81), es al mismo tiempo una porción de ese ambiente. Tiene un cuerpo formado por elementos fisicos, qufmicos y biológicos, y solo puede sobrevivir y desarrollarse si el ambiente ecológico le es favorable. Cualquier daño al ambiente, por tanto, es un daño a la humanidad………cada una de las creaturas, especialmente las vivientes, tiene un valor en sí misma, de existencia, de vida, de belleza y de interdependencia con las demás creaturas. Los cristianos, junto con las otras religiones monoteistas, creemos que el universo proviene de una decisión de amor del Creador, que permite al hombre servirse respetuosamente de la creación para el bien de sus semejantes y para gloria del Creador, pero que no puede abusar de ella y mucho menos está autorizado a destruirla. Para todas las creencias religiosas, el ambiente es un bien fundamental.” (Discurso del Papa Francisco ante la Asamblea General de la ONU, 25 setiembre 2015).

Exigimos a la Empresa Petro Perú asuma su responsabilidad ambiental y social por los perjuicios ocasionados por la falta de mantenimiento de la estructura del Oleoducto Nor Peruano a lo largo de todo el territorio nor amazónico que se encuentra habitado por varios pueblos originarios como son: achuar, kandozi, Shuar, shapra, quechua y mestizos ribereños.

Los Misioneros del Vicariato Apostólico de Yurimaguas que laboramos en las provincias Datem del Marañón y Alto Amazonas, hacemos un llamado a los gobiernos locales e instituciones públicas a realizar acciones de ayuda humanitaria por esta situación de emergencia social y ecológica, a fin de aliviar en algo el sufrimiento de estas poblaciones por la falta de agua limpia, alimentos, atención médica, etc.

“… es necesario poner la economía y la política al servicio de los pueblos donde «el ser h : mano, en armonía con la naturaleza, estructura todo el sistema de producción y distribución para que las capacidades y las necesidades de cada uno encuentren un cauce adecuado en el ser social… (Discurso del Papa Francisco a los movimientos populares, 9 julio 2015).

“La naturaleza ha de ser vista como creación y un libro donde Dios nos habla; un libro espléndido que nos refleja la hermosura y bondad de Dios. Un proyecto del amor de Dios donde cada criatura tiene un valor y un significado y donde todos los seres están interconectados.

Existe una íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta. Son los pobres a quienes más afecta la contaminación, la escasez de agua, la explotación desmesurada de los recursos naturales y los basureros descontrolados.

Es preciso reconocer una deuda ecológica particularmente entre el norte y el sur
generada a lo largo del tiempo con daños ecológicos locales relacionado con exportaciones de materias primas, con desequilibrios comerciales y con la contaminación global creada por los países desarrollados.

Hace falta recuperar una visión profunda de la naturaleza y reconocer el valor propio de cada criatura.

Las soluciones ecológicas han de incluir diálogo, actuación tanto de instituciones como personales; y el recurso a la cultura y a la espiritualidad. Hace falta una auténtica conversión ecológica y apostar por otro estilo de viáa. El camino posa por recuperar la armonía con la creación, reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, contemplar al Creador que vive entre nosotros y en lo que nos rodea”. (Laudato Si’, 24 junio 2015)

No sólo estamos ante una afectación ambiental de considerables proporciones, sino que se han afectado los derechos fundamentales de los pueblos indígenas cuyos territorios son directamente incididos por el paso del oleducto. Con el derrame de petroleo en las cuencas, afluentesy ríos donde se encuentran los territorios de los pueblos Achuar, Kandozi , Shuar, Shapra, Quechua y mestizos ribereños se ha vulnerado gravemente el derecho a la vida e integridad de estos pueblos, el mismo que se encuentra ha sido por el 1 del artículo 2° de la Constitución, y los articulas 4° y 5° de la Convencion Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José).

De la misma forma, la afectación al habitat, ecosistemas, flora y fauna que se encuentra dentro los territorios indígenas, constituye una vulneración del derecho a la integridad cultural y espiritual de estos pueblos y comunidades. Ya en la Sentencia del Pueblo Saramaka Vs. Surinam, la Corte Interamericano de Derechos Humanos ha señalado que la supervivencia de un pueblo indígena debe ser entendida como la capacidad de […] “preservar , proteger y garantizar la relación especial que [ellos] tienen con su territorio”, de tal forma que puedan “continuar viviendo su modo de vida tradicional y que su identidad cultural , estructura social , sistema económico, costumbres, creencias y tradiciones distintivas serán respetadas, garantizadas y protegidas […)”.

En tercer lugar, se ha afectado su derecho al territorio ancestral , pues se han contami nado los recursos naturales que se encuentran dentro de sus jurisdicciones territoriales y que son fuente importante para su subsistencia fisica y espiritual. Cabe señalar que el artículo 15.1 del Convenio N° 169 exige al Estado a proteger especialmente los derechos de los pueblos indígenas a los recursos naturales existentes en sus territorios.

Igualmente, se ha vulnerado el derecho a la libre determinación de los pueblos indígenas reconocido en el artfculo 3° de la Declaraci’ón de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indlgenas (DNUPI), pues por efecto de la contaminación se han afectado las prioridades de desarrollo de los pueblos, vae decir, su buen vivir, sus planes de vida y su relación ancesatral con la naturaleza.

Debemos recordarle al Estado peruano que conforme con el artículo 2.1 del Convenio N°
169 de la 0/T, éste se encuentra en la obligación de garantizar la integridad de los pueblos indígenas. Por ello, el Estado debe adoptar urgentemente las medidas especiales que se precisen para salvaguardar a
las personas, las instituciones, los bienes, el trabajo, las culturas y el medio ambiente de los pueblos indígenas, tal como lo exige el artículo 4.1 del Convenio N” 169 de la 0/T.

En ese sentido, exhortamos al Estado peruano a fin de que todas las acciones y/o medidas de
remediación, control y auxilio destinadas a enfrentar y/o el daño causado, prevean el cumplimiento de las
siguientes condiciones mínimas:

(i) que no sean
contrarias a los deseos expresados libremente por los pueblos indígenas, sino que sean
producto de la coordinación, la participación efectiva de los pueblos indígenas en todo
el proceso de remediadón, la buena fe y el respeto a la libre determinación y el derecho al consentimiento previo, libre e informado de los referidos pueblos indígenas, y

(ii) que se establezcan mecanismos eficaces para la prevención y el resarcimiento, en línea con lo dispuesto por el articulo 8° de la DNUPI.

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Fuente: Ecclesia Digital

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